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Nuevo estudio refuerza la existencia de un gran océano en el Marte antiguo

Un nuevo trabajo de investigación sugiere que hace más de 3000 millones de años, las llanuras del norte de Marte estaban cubiertas por un vasto océano que se extendía por un tercio de la superficie del planeta.

Las anteriores investigaciones realizadas por sondas han aportado pistas de la existencia de un océano antiguo en Marte. Aunque esta idea ha resultado atractiva durante décadas, las evidencias pasadas todavía son inciertas, y este tema permanece como una de las grandes cuestiones abiertas en la investigación del planeta rojo.


Marte pudo haber estado cubierto por un vasto océano hace unos 3000 millones de años. La imagen muestra una representación artística del Marte primitivo basada en la topografía actual con datos del altímetro láser MOLA

Ahora un equipo científico ha analizado las bases de datos globales de las redes de valles fluviales de Marte, al igual que los depósitos formados por antiguos deltas. Esta investigación sugiere que los 29 deltas investigados, más de la mitad de los que se hallen en todas las bases de datos, se encuentraban aproximadamente a la misma altura que hace 3.500 millones de años, rodeando aparentemente las costas de un vasto océano en las tierras bajas del norte de Marte.

"Nuestros descubrimientos dan credibilidad a las teorías existentes con respecto a la extensión y la edad de un antiguo océano en Marte", explicó el investigador Gaetano Di Achille, geólogos planetarios de la Universidad de Colorado en Boulder. "Además nuestros ensayos sugieren que el Marte primitivo podría haber tenido un ciclo del agua global similar al de nuestro planeta."

La altura de la línea del litoral recientemente propuesta se ajusta ampliamente con las desembocaduras de las antiguas redes fluviales, indicando la existencia de un nivel de agua global y uniforme en el Marte antiguo.



Reconstrucción del posible océano marciano que pudo cubrir alrededor de un tercio de la superficie del planeta hace 3000 millones de años. En la imagen el océano cubre las tierras bajas del hemisferio norte

"Este esquema es básicamente el mismo en nuestro planeta, los ríos y deltas cuando desembocan en los mares y océanos lo hacen a la misma altura, indicando con ello el nivel del mar global en todo el planeta", explicó Di Achille.

En resumidas cuentas el investigador estima que el océano habría cubierto casi el 36% de la superficie de Marte, una masa de agua que se extendería más de 81 millones de kilómetros cuadrados, un área mayor que el Océano Atlántico.

"Es sorprendente, nuestros resultados son compatibles con los estudios anteriores independientes pasados en aproximaciones totalmente distintas. Por supuesto nuestro artículo no tiene la última palabra sobre el debate del océano marciano, sino que añade una importante pieza a este gran rompecabezas", declaró al respecto Di Achille.

Di Achille sus y su colega Brian Hynek detallaron sus hallazgos en el número en línea del 13 junio de la revista Nature Geoscience.

Fuente: Space.com

Las 10 naves espaciales que podrían ser una realidad




Durante mucho tiempo las organizaciones privadas no habían podido tener acceso a realizar lanzamientos espaciales con fines comerciales, aunque el desarrollo tecnológico, junto con los profundos cambios políticos y económicos del último cuarto del siglo XX, han favorecido un cambio gradual de esta situación.

mientras el continuo desarrollo tecnológico iba reduciendo los costes de la aventura espacial, la globalización de la economía mundíal permitía la aparición de grandes empresas multinacionales, y de inversionistas privados con el músculo financiero necesario para hacer frente al reto. Paralelamente, la explosión de la industria de las comunicaciones proporcionó el aliciente necesario para atraer la inversión privada, con la aparición de atractivas oportunidades de negocio vinculadas al espacio, principalmente en el lanzamiento de satélites de comunicaciones.

Todos estos factores han permitido que poco a poco vayan surgiendo organizaciones privadas capaces primero de comprar lanzamientos espaciales a los programas estatales, y más tarde de ofrecerlos, dando lugar a una nueva era, en la que la exploración espacial se está transformando lenta pero inevitablemente en una actividad eminentemente comercial impulsada por la iniciativa privada. He aquí una mirada a estas nuevas naves privadas que muy pronto serán toda una realidad:

1. Lynx

XCOR Aerospace de Mojave, California entra en el negocio de las naves espaciales suborbitales con un avión espacial impulsado por un cohete llamado Lynx. Los paseos a bordo de pequeños aviones como este costarán 95000 dólares, con sólo un piloto y un pasajero a bordo en cada vuelo. Sin embargo, el rápido tiempo de respuesta de dos horas compensará el tamaño de la pequeña cabina, lo que le permitirá hasta cuatro vuelos por día.




2. Silver Dart

Chicago PlanetSpace, Inc. tiene como objetivo los viajes espaciales orbitales, pero podría convertir su avión espacial en un sistema de transporte aéreo suborbital. El avión espacial Silver Dart podría estar equipado con un motor de un cohete suborbital para vuelos un lugar a otro de la Tierra. El avión espacial tiene un alcance potencial de planeo de más de 25.000 millas (40.233 kilometros) a velocidades hipersónicas. "Un vuelo de Nueva York a París de 20 minutos, sería posible utilizando este sistema", dice Geoff Sheerin director ejecutivo de PlanetSpace.




3. Excalibur Almaz

Excalibur Almaz Limited, con sede en la Isla de Man, adquirió varias cápsulas de retorno reutilizables de la antigua Unión Soviética (RRVs), esta nave espacial estaban diseñadas para el transporte de cosmonautas en los 70 estaciones espaciales secretas Almaz. Excalibur Almaz no ha fijado todavía un precio para un vìaje de una semana, pero existen los planes para actualizar el diseño de naves espaciales RRV con tecnología moderna. La nave consta de un RRV en forma de cono para el lanzamiento y la reentrada, así como un módulo de servicio opcional. Los vehículos pueden llevar a tres personas, un comandante y dos pasajeros.



4. Dream Chaser

SpaceDev, una subsidiaria de Sierra Nevada Corporation en Centennial, Colorado (que recibió 20 millones de dólares de la NASA en febrero de 2010 en virtud de un concurso de desarrollo de tripulación comercial), está desarrollando el Dream Chaser, una nave espacial para siete personas diseñada para lanzar astronautas al espacio usando cohetes Atlas 5.




5. Tourships vertical Armadillo Aerospace

Con sede en Virginia la empresa de turismo Space Adventures planea de vender plazas a turistas espaciales en las nuevas naves espaciales suborbitales desarrollado por Armadillo Aerospace, una compañía de Texas fundada por el empresario de juegos de ordenadør John Carmack. El cohete Armadillo sería lanzado verticalmente tendría dos pasajeros y ascendería a 100 kilómetros de altura sobre la Tierra por 102.000 dólares, bastante menos que lo que cobra Space Adventures para un vìaje a la Estación Espacial Internacional.




6. Sundancer: Una estación espacial privada

Bigelow Aerospace de Las Vegas, Nevada, ofrece un giro inusual en el diseño de las estaciones espaciales con Sundancer, un módulo calificado para el uso tripulado, que se infla en el espacio. Se podrían combinar múltiples módulos para crear un complejo espacial, o incluso una base lunar, capaz de soportar tres miembros de la tripulación. Bigelow ya ha lanzado dos módulos prototipo en órbita, Génesis 1 y 2, que todavía fueron no tripulados. La compañía ha contratado a SpaceX para volar a bordo de un Falcon 9 en 2014.




7. New Shepard

Blue Origin, una empresa de viajes espacio creada por Jeff Bezos, fundador de Amazon.com, mantiene el secreto sobre sus instalaciones en Kent, Washington. Pocos datos han sido revelados sobre la cápsula espacial de la compañía, el vehículo suborbital New Shepard, excepto que consistirá en una cápsula presurizada montada sobre un módulo de propulsión para lanzar los experimentos y los astronautas hasta 120 km de altitud. La NASA ha concedido a Blue Origin 3,7 millones de dólares para desarrollar un sistema de escape para astronautas y para construir una cápsula prototipo espacio de material compuesto.



8. Cygnus/Tauro 2

La compañía de lanzamiento de satélites Orbital Sciences de Dulles, Virginia, tiene previsto entrar en el mundo de los vuelos espaciales con su nave espacial Cygnus de maniobras avanzadas. Lanzada a bordo de un cohete Taurus 2 de Orbital, el cilindro de carga Cygnus incorpora un módulo de carga presurizado que puede transportar hasta 2700 kg de carga útil. Los diseños actuales son sólo no tripulados, aunque Orbital tiene un contrato de 1900 millones de dólares con la NASA para ocho vuelos de carga a la Estación Espacial Internacional. Las pruebas comenzarán en 2011.




9. SpaceShipTwo

El conocido empresario Richard Branson y su empresa Virgin Galactic en Nuevo México ofrecen a turistas espaciales la oportunidad de realizar un vuelo suborbital al espacio a bordo de la SpaceShipTwo por la suma de 200000 dólares. El avión WhiteKnightTwo llevará a la SpaceShipTwo con dos pilotos y seis pasajeros hasta una altitud de 50.000 pies (16 km), allí será donde SpaceShipTwo sea liberada y encienda su motor cohete para alcanzar 68 millas (110 km). Los ensayos de vuelo cautivo están en marcha.




10. Dragon

Space Exploration Technologies o SpaceX, de Hawthorne, California, ha producido el cohete Falcon 9 para lanzar su cápsula Dragon. Este vehículo orbital puede ser configurado para el transporte de carga, y más tarde como taxi para enviar astronautas a la Estación Espacial Internacional. La cápsula Dragon ha sido diseñada para tener hasta 7 pasajeros en una configuración de tripulada. Los primeros vuelos de prueba están previstos para 2010.





Fuente: Odisea cósmica

El Universo, una especie de holograma gigante.

El ser humano continúa con su carrera particular para descubrir lo que siempre ha querido saber: quiénes somos y de dónde venimos. Esas dos preguntas esenciales son, en realidad, el motor gracias al cual se mueve gran parte de la investigación científica de todos los tiempos.

En esta carrera por buscar certezas, cosas tan inquebrantables para explicar el origen del mundo como son los átomos o los quarks están quedando relegados a segundo término para dar paso a nuevas teorías.
Una de las más interesentes, postulada por un grupo de físicos entre los que se incluyen el Premio Nóbel danés Gerard t´Hooft y el físico de la Universidad de California Raphael Bousso, afirma que en el origen de la naturaleza podría haber únicamente ultrapequeños paquetes de información pura.

Esta teoría, basada en el “Principio holográfico”, establece que la información (“información” en este caso significa bits fundamentales de materia y las leyes físicas que los gobiernan) especifica el cuándo, dónde, cómo y cuánto del espacio, del tiempo y de la materia.


La información sería pues, una variable para llegar a una “teoría del todo”.


Más allá de las cuerdas

Según la teoría cuerdas, el espacio está descrito por la vibración, en miles de maneras, de diminutas cuerdas de una dimensión. Una cuerda vibrando arriba y abajo a cierta frecuencia podría crear un átomo de helio o una ola gravitacional, tal y como las cuerdas de una guitarra crean diferentes sonidos a diferentes frecuencias. Los teóricos de esta teoría han mantenido hace mucho tiempo que estas cuerdas son el componente fundamental de la naturaleza.






El espacio está descrito por la vibración de diminutas cuerdas de una dimensión




El “Principio Holográfico”, sin embargo, cambia esta noción y mantiene que, mirando más de cerca una cuerda, se ven bits cuánticos, llamados “baldosas de Planck”, que, engarzados, dicen a las cuerdas como tienen que vibrar. Estas “baldosas de Planck” son bits cuadrados que delimitan un “área de Planck”, o lo que es lo mismo, un trillón de un trillón, de un trillón de un trillón de un trillón de un trillón de un centímetro cuadrado. Una cuerda de baldosas de Plank sería la versión natural de un byte.

El “Principio Holográfico”, descrito por Gerard t´Hooft y Leonard Susskind y refinado por Bousso, nos permite saber cuántos datos (bits y bytes) son necesarios para decirnos en detalle cada cosa que ocurre en cualquier región del espacio.
Conjunto de bits preprogramados Esto quiere decir, en definitiva, que la naturaleza sería un conjunto de bits preprogramados, y de ser esto cierto, el Big Bang que dio lugar al nacimiento del Universo, tendría más que ver con una gigantesca “bajada” de bytes de información por parte de un superordenador, que con una explosión masiva de materia.

El principio holográfico toma su nombre de otra ingeniosa predicción. Un holograma es una fotografía generada por láser que aparece como de tres dimensiones pero que, en realidad, contiene toda su información en una superficie plana de sólo dos dimensiones, es decir, toda la información necesaria para crear un imagen en 3-D está codificada en la superficie del holograma.
En 1993 dos físicos de partículas (David Bohm, físico de la Universidad de Londres, y Karl Pribram, un neurofisiólogo de la Universidad de Standford), trabajando separadamente, llegaron a la conclusión de que el Universo en sí tendría que almacenar información de la misma manera.

El mundo sería, pues, un holograma. Los teóricos, una vez asumido que la cantidad e información requerida para describir un objeto de tres dimensiones (ya sea un libro, una agujero negro o el universo en su conjunto) está relacionada con el volumen del objeto, sospechan que dicha información puede ser codificada sobre la superficie del objeto.



Recientemente, Raphael Bousso, ha ayudado a formular de un modo más preciso este principio. El mundo no aparece ante nosotros como un holograma, pero en términos de información necesaria para describirlo, sí que se puede afirmar que el mundo es un holograma, afirma en declaraciones a Scientific American.

La cosa más asombrosa es que el “Principio Holográfico” funciona para todas las áreas y en todos los espacios-tiempo (…)

Lo que esto nos está indicando es que hay una descripción del mundo que deberíamos estar buscando y que sería más “económica” que la tenemos actualmente.



Fuente: Tendencias21.net

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